Sabemos que una tasa de té te ha ayudado a sobrellevar el aislamiento social durante la pandemia por COVID-19 , de muchas maneras.
Los hechos nos mostraron que las personas sin enfermedades crónicas y con un sistema inmune fuerte pudieron salir adelante al contraer el coronavirus.
Intuimos que lo que comemos y bebemos debe tener algo que ver con mantener nuestras defensas contra cualquier infección. Pero recién en noviembre de 2020, investigadores del Memorial Sloan Kettering, Estados Unidos, fueron los primeros en el mundo en demostrar que la microbiota o flora intestinal da forma directamente a la estructura del sistema inmunológico humano.
Después de recolectar datos de 2000 pacientes durante 10 años, su investigación fue publicada en la prestigiosa revista Nature con el aval de los mejores inmunólogos. Y el té verde tiene mucho que ver con esto.
¿Qué es la flora intestinal?
Ahora los médicos usan el término “microbiota intestinal” cuando se refieren a un grupo de bacterias que viven en el intestino humano, en una relación de simbiosis y de colaboración mutua con nuestro organismo. A esto se le llama microbiota normal.
Pero los cambios de este equilibrio entre las bacterias y el ser humano es fácil de romperse. Una dieta desequilibrada, el estrés, la obesidad o el abuso de antibióticos “barren” con las bacterias útiles y su lugar es ocupado por otras que sí provocan infecciones.
Nuestro organismo depende de varias formas de la flora intestinal. Ayudan en ocasiones a la absorción de nutrientes y son imprescindibles para la síntesis de determinados compuestos, como la vitamina K y algunas del complejo B.
En el intestino conviven cerca de 2000 bacterias, casi todas pertenecen a 2 grandes familias (Bacteroidetes y Firmicutes), en una proporción relativamente estable. El equilibrio es la palabra clave que explica por qué son beneficiosas para el ser humano.
Cuando ese equilibrio se rompe, se habla de disbiosis, y ahí comienzan los problemas.
¿Y qué tienen que ver la flora intestinal y la pandemia?
Pues que en el estudio mencionado más arriba finalmente se pudo demostrar que la flora intestinal cumple un papel fundamental en el sistema inmunológico y en la lucha contra el coronavirus.
Esas bacterias del intestino que durante décadas creímos que sólo servían para manejar desechos, son unas verdaderas instructoras de nuestras células sanguíneas nacidas para defendernos.
Como si se tratara de un entrenamiento para la guerra, las bacterias de la flora intestinal son las encargadas de entrenar a los soldados más importantes que circulan por esa zona: los glóbulos blancos o más específicamente, los linfocitos T.
El “entrenamiento” consiste en mostrarles cuáles son los virus invasores (antígenos) y cuáles las bacterias beneficiosas. De esta forma, la “enseñanza” queda en la memoria de los linfocitos y la próxima vez que se encuentren con el virus ya tendrán todo un sistema de anticuerpos organizado para combatirlo.
Como este coronavirus que apareció en el año 2019 es nuevo para nosotros, la flora intestinal equilibrada es clave para que nuestro sistema inmune lo reconozca y responda con sus defensas.
¿Por qué el Té verde mejora nuestra respuesta inmunológica en la pandemia?
Ya en un estudio publicado en el año 2019 los científicos tenían claro que el té verde (principalmente) jugaba un papel importante en nuestro sistema inmune.
Mientras más té verde tomaron los pacientes (hasta un litro por día), más equilibrada estaba su flora intestinal.
Esta mejora de la flora intestinal también se observó con el Té Negro, Pu-erh y oolong , pero con estas variedades se necesitan hacer estudios más amplios.
Los polifenoles presentes en el Té Verde serían los responsables de esta mejora del equilibrio. Tienen una potente acción antimicrobiana selectiva, que nos ayudan a protegernos de las infecciones, especialmente intestinales y del tracto urinario.
El potencial antimicrobiano de los polifenoles ha demostrado, en estudios realizado in vitro y en animales, actuar inhibiendo el crecimiento de diversas bacterias con potencial patógeno y a su vez, aumentar la presencia Lactobacillus y Bifidobacterias, que son bacterias muy beneficiosas. Seguramente las has escuchado nombrar en los comerciales de productos lácteos mejorados o probióticos.
Sabemos que con una flora intestinal equilibrada promueve una respuesta inmune especializada y rápida, así que el té verde es una bebida clave para llevar mejor la infección contra el coronavirus. Incluso para la eficacia de la vacuna, ya que una microbiota saludable es potenciadora de la formación de anticuerpos.
¿Qué otros alimentos nos ayudan a luchar contra el coronavirus?
Cuando nuestro organismo pasa de su rutina normal a tener que luchar contra un virus, necesita más energía a nivel celular.
Este es el motivo por el cual oligoelementos como el zinc, el selenio, y las vitaminas A, B6, B12, C, D y E en nuestra alimentación y en suplementos juegan un rol clave a nivel genético-molecular para lograr un funcionamiento más eficiente y potente del sistema inmune, disminuyendo el riesgo de infecciones.
- Vitamina A: hígado y pescados aceitosos (arenque, sardinas, trucha, caballa, salmón); y en menor proporción batata, calabaza/zapallo, zanahoria, espinaca, brócoli, melón, entre otros.
- Grupo de vitaminas B: pescado, hígado de vaca, batatas, verduras con almidón (papa, maíz, lentejas, arvejas), frutas que no sean cítricos, vegetales de hoja verde (espinaca, lechuga), crucíferas (repollo de Bruselas), palta, frutas, nueces, legumbres (porotos, arvejas), carne, aves, huevo, productos lácteos, granos integral y mariscos.
- Vitamina C: las frutas y verduras, especialmente los cítricos (naranja, limón, pomelo, mandarina), el tomate y la batata.
- Vitamina D: ha sido la vitamina estrella de la pandemia, sumamente estudiada. Esta vitamina está en muy pocos alimentos: tenemos que fabricarla nosotros mismos, y para ello se necesita un derivado de colesterol y la luz solar. Tomar sol media hora por día antes de las 10 hs y después de las 17 hs es suficiente para mantener un buen nivel de vitamina D.
- Vitamina E: las nueces, las semillas y los aceites vegetales, también en verduras de hoja verde.
- Zinc y Selenio: carne de vaca y de pollo. Las ostras tienen buena cantidad, pero son costosísimas, así que mejor conseguirlos a través de las nueces, porotos, mariscos (cangrejo y langosta) y cereales integrales.
Fuentes: